viernes, 19 de septiembre de 2008

Había una vez, en un lugar muy lejano, un chico que tenia una flor que la adoraba con todo su corazón, la regaba 300 veces al día y la cuidaba de todas las cosas que la podían lastimar, el se acostaba pensado en ella, queriendo dormirse lo mas rápido posible para levantarse a la mañana y poder verla y darle todo su cariño.
Esta flor estaba plantada a unas cincuenta leguas de su casa, pero el chico jamas se cansaba de caminarlas. Quizás parezca que no hacia mas que cuidarla, por un lado es cierto, pero jamas dejo de lado sus cosas. Pero su flor era lo que lo mantenía con esperanzas.
Un día, cuando decidió desplantarla de ese lugar para traerla a su casa, ella no quiso, parecía que no estuviera ahí, solo estaba la flor pero eso que el siempre quiso de ella, no estaba mas.
El chico volvió decepcionado a su casa buscando una expoliación, pero su cabeza solo pensaba al revés, intento varias veces traerla para su jardín pero no hubo caso. El solo dejo de ir y comenzo a entender que no todo es como uno quiere y que las cosas no van a cambiar, aunque uno quiera no puede modificar a los demás
Un día se levanto y decidió dejar las cosas a un lado y comenzar de nuevo, habiendo aprendido todos los errores que cometió y las cosas que creyó creer.
La flor no sigue en el mismo lugar, cada día se aleja un poquito mas.

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